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Neurología

Vertigo: Perifericos Y Centrales

Sensación subjetiva donde el enfermo relata que gira su cuerpo o las cosas que lo rodean. Es un síntoma desagradable, muy valorizado por el paciente, aunque no siempre responde a causas que comprometan la calidad de vida o aún ella misma. Los ancianos lo padecen con frecuencia. Debe diferenciarse de la inestabilidad (que también sufren estos últimos), del vahído, de las parestesias con “sensación de cabeza vacía” (a menudo lo expresan las mujeres en la postmenopausia) y de la batofobia, de algunas personas cuando miran hacia abajo desde una cierta altura.
Los vértigos se han clasificado en periféricos o centrales. Los primeros responden a una lesión localizada en los receptores vestibulares utrículo, sáculo y conductos semicirculares o en el componente vestibular del nervio vestibulococlear. Los segundos, en las vías y los centros nerviosos del tronco o de la corteza cerebral.
El interrogatorio minucioso puede ayudar al diagnóstico. La causa más frecuente del vértigo es la disfunción del sistema vestibular periférico. En la mitad de estos enfermos se identificaron lesiones estructurales del cerebro y del cerebelo y desórdenes metabólicos que afectaron sus funciones. La etiología vascular predomina, como motivo etiológico, entre los senescentes. Un 5 % de los vértigos obedecen a causas psicológicas.

AMPOLLA MEMBRANOSA
El aparato vestibular está constituido por una serie de cámaras y conductos llenos de líquido y contiene grupos de células ciliadas. Las células de los canales semicirculares (ampulla membranacea) son los principales sensores que detectan y responden al movimiento de giro o rotación. Durante el movimiento al agitarse el fluido de los canales semicirculares desplaza a la ampulla que estimula a las células ciliadas.
Los vértigos se han clasificado en periféricos o centrales. Los primeros responden a una lesión localizada en los receptores vestibulares (utrículo, sáculo y conductos semicirculares) o en el componente vestibular del nervio vestibulococlear. Los segundos, en las vías y los centros nerviosos del tronco o de la corteza cerebral. El interrogatorio minucioso puede ayudar al diagnóstico. La causa más frecuente del vértigo es la disfunción del sistema vestibular periférico. En la mitad de estos enfermos se identificaron lesiones estructurales del cerebro y del cerebelo y desórdenes metabólicos que afectaron sus funciones. La etiología vascular predomina, como motivo etiológico, entre los senescentes. Un 5 % de los vértigos obedecen a causas psicológicas.

Algunos tipos de vErtigos son los siguientes

1. Vértigo postural paroxístico benigno. Lo ocasiona el brusco movimiento de la cabeza y, a veces, responde siempre al mismo tipo de acción, como ser incorporarse en la cama. Se atribuye a la degeneración del utrículo o al desplazamiento de los otolitos en el conducto semicircular posterior. Dura pocos minutos y durante el mismo se produce nistagmo. Existen pruebas -con la incorporación del paciente colocado en determinada posición- para diagnosticarlo.

2. Inflamación del laberinto. La laberintitis es una causa periférica de vértigo y una frecuente complicación de la otitis infecciosa.

3. Enfermedad de Ménière. Su etiología se desconoce y responde a la distensión del saco endolinfático del laberinto. El vértigo se presenta en forma de crisis recurrentes, con un nistagmo horizontal -inconstante- con componente rotatorio y sacudidas lentas dirigidas hacia el oído afectado. El cuadro está acompañado por acufenos e hipoacusia; esta última deja una sordera de percepción en un tercio de los pacientes, que se acentúa en la medida que se reiteran los ataques. Se lo trata con dieta hiposódica, diuréticos, sedantes vestibulares (cinarizina, betahistina, flunarizina) y tranquilizantes. No es frecuente en la ancianidad.

4. Trastornos vasculares. En la senescencia es la causa más común de vértigo. Los factores de riesgo más conspícuos son la edad, la diabetes mellitus y la hipertensión arterial. La isquemia vertebrobasilar, que agrede al tronco cerebral, une al vértigo con diplopía, alteraciones de la visión y disartria, entre otros síntomas. También causan vértigo la obstrucción de la arteria cerebelosa posteroinferior y otras ramas de la arteria vertebral. En estos casos, importantes auxiliares diagnósticos serán la tomografía computada, la resonancia magnética y la angiografía digital.

5. Traumatismos. Causan vértigo central o periférico. El síndrome posconfusional por traumatismo puede asentarse en la conmoción sobre el laberinto o la fractura del hueso temporal que puede establecerse en forma permanente como vértigo postural maligno.

6. Intoxicación por drogas. Los más característicos, que han padecido infinidad de adictos, son el vértigo del alcoholismo agudo y el de la “borrachera” de la primer inhalación de tabaco. Algunos medicamentos pueden causar lesiones cocleares o vestibulares, dejando tanto sordera como vértigos. Entre ellos citemos a los antibióticos del tipo de los aminoglucósidos (estreptomicina, gentamicina, kanamicina) y los diuréticos del grupo de la furosemida y del ácido etacrínico (actualmente en desuso). El ácido acetilsalicílico produce vértigo y tinnitus, ambos reversibles al suspender la droga.

7. Neurinoma del acústico y otros tumores. Afección de la edad madura; comienza con acufenos y pérdida de la audición a los que luego se le agregan vértigos. Se lo diagnostica con radiografía del peñasco, audiometría, tomografía computada o resonancia magnética y potenciales evocados auditivos troncoencefálicos. También provocan vértigo los colesteatomas y los tumores (primitivos o metastásicos) que erosionan el hueso temporal, como asimismo los tumores del ángulo pontocerebeloso o de la fosa posterior.

8. Trastornos sensitivos múltiples. Ocurre en enfermos octogenarios o nonagenarios, habitualmente con diabetes mellitus, que tienen compromiso de dos o más sistemas que intervienen en el equilibrio. Por lo común el trastorno es de la visión, la audición y las vías nerviosas periféricas. Todas esas causas se suman y se potencian.

9. Mareos psicógenos. Lo padecen los enfermos con depresión mayor y los ancianos con gran tristeza. No responden a causas orgánicas.

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